Lo que son las cosas, yo volvía hoy del trabajo pensando en escribir una entrada en tono triste. Terapia bloguera, que le llamo yo. Y sin embargo, por el camino, me ha ocurrido algo que me ha hecho sonreír. Y es que no todos los días la piropean a una. Por lo menos a mí no. Y qué narices, a mí me gusta. Porque aunque nunca haya entrado dentro de los cánones de belleza, y cada vez me queden más lejos, para qué vamos a engañarnos, y además muchas veces vaya medio despeinada, con el cansancio en la cara, porque por las noches duermo con intermitencias, y a pesar de que mis patas de gallo ya son arrugas en toda regla, que por mucho que la crema de Deliplus se curre su eficacia, por menos de dos euros que me cuesta ¿qué queréis? no le vamos a pedir milagros; en fin, que sin ser una tía buena, ni una madura interesante, ni un pivón ni una jovencita despampanante, que te digan adios guapa con esa gracia española que tiene un buen piropo cuando menos te lo esperas ¿qué queréis que os dig...