Es curioso, la cantidad de personas que pasan por tu vida con mayor o menor intensidad. La diversidad de afectos y apegos que te han cosido alguna vez a alguien, durante meses, años, días o incluso minutos. Almas que han fluido a tu alrededor, hilos que se han cruzado en algún momento, caminos paralelos durante alguna etapa, que como vinieron se bifurcaron y continuaron su marcha hacia otro horizonte. Hombres y mujeres, niños, ancianos, maestros, compañeros, amores más o menos platónicos, amigos más o menos íntimos... Palabras, emociones, risas, lágrimas, historias y recuerdos... Y hay algo en ti de cada uno de ellos. Porque tú eres el resultado de todos y cada uno de ellos. Huellas, más o menos profundas, en una piel que se ha ido tejiendo a base de pequeñas células hermanas. A fuerza de abrazos, besos, llantos o carcajadas. Piel, que posiblemente se arruga para no dejar resbalar todo ese tesoro que lleva impregnado, aunque raras veces repare siquiera en él. Es curioso, la c