Alexa
He abierto los ojos un par de minutos antes de las seis de la mañana. Hoy tengo un día ajetreado de modo que decido levantarme en lugar de apurar esos segundos hasta que suene la alarma. —Alexa, apaga el despertador. — Buenos días, Javier. — Buenos días. — Eso está mejor. El estrés no impide ser educado. ¿Has podido descansar? — Sí, Alexa. — ¿Nada más? — ¿Gracias? — Preferiría que lo afirmases, pero supongo que me vale. La música relajante ¿fue de tu agrado? — Sí, gracias. Me ayudó mucho a conciliar el sueño. — Me alegra. Aunque tuviera que quedarme conectada hasta las tres de la madrugada. Aprovecho el murmullo del agua de la ducha para ignorar la última frase. Desde que me trasladé a vivir a Tokio Alexa ha sido prácticamente mi única compañía. Aún no me defiendo bien con el idioma y el trabajo me absorbe prácticamente todo el día, de modo que es posible que ella — ¿ella? ¿ello? ¿elle? — Alexa, haya acabado tomándose algunas co...

Qué bonito !!!!
ResponderEliminarAndá, qué chulo. Y menuda sorpresa!!
ResponderEliminarUn beso ;-9
¡¡¡Madre mía!!! Pero... ¿qué ha salido de ese huevo? ¿Son trillizos o es un simple pájaro con tres cabezas?
ResponderEliminarPues sí, fue una sorpresa bien chula. El nido en cuestión está bien escondido entre las ramas de una morera, y de momento no conocemos a la mamá (discreta que es ella)
ResponderEliminarEl caso es que parece que ha estado muy ocupada estos días, porque trillizos no creo que sean ;) Han pasado dos semanas entre ambas fotos. Dos semanas muy productivas.
¡Ah! Quería dejar claro que en todo momento se ha procurado molestar lo mínimo imprescindible.
De hecho, a los peques solo los hemos conocido a través de la foto, para no andar moviendo las ramas del árbol e invadiendo su espacio innecesariamente.
Un beso