Miguel Hernández, Serrat y la libertad
Yo conocí a Miguel Hernández en la voz de Serrat, y eso es algo que marca la infancia, porque a mí me cuesta separar la voz poética del primero de la voz sonora del otro. Las nanas de la cebolla, fueron con toda seguridad las que abrieron la puerta a ese cariño inmenso que le profeso al poeta, posiblemente por esa forma de abrirse de par en par, de exhibir el dolor, la esperanza y la deseperanza desde su prisión y su enfermedad, cuando su hijo era un bebé de pecho, y su mujer apenas se alimentaba con pan y cebolla. Pero si hay un poema en el que el dolor, la rabia y la lucha se mezclan, ese es el poema "El herido". Y Serrat, le dio voz, música y memoria. Para el muro de un hospital de sangre. I Por los campos luchados se extienden los heridos. Y de aquella extensión de cuerpos luchadores salta un trigal de chorros calientes, extendidos en roncos surtidores. La sangre llueve siempre boca arriba, hacia el cielo. Y las heridas suenan, igual que caracolas, cua...