¡Salud!
¡Salud! Se le iluminaron los ojos. Después de prohibirle el café, el tabaco y sus alimentos preferidos, cuando el médico le recomendó una copa de vino en las comidas, se le iluminaron los ojos. Ese mismo día al llegar a casa, desempolvó un rincón en el trastero y comenzó a hacerse su propia bodega. Además cada día, cuando pone la mesa, sobre un pedazo de cartulina de color azul, escribe con un rotulador rojo el menú del día. El de hoy es el siguiente: