Un beso a China
Un beso a China
Hace tres años, concretamente el 14 de junio de 2006, llegó a las oficinas del Centro Chino de Adopciones una solicitud a nombre de unos buenos amigos nuestros.
Para entonces quedaban atrás meses de trámites, de entrevistas, de cursos, de charlas... toda una batería de pruebas que tenían como fin determinar si eran o no idóneos para adoptar. Y por supuesto que lo eran, quienes los conocemos no teníamos la más mínima duda.
En estos tres años, ha cambiado mucho el tema de la adopción en China. Recuerdo que cuando empezaron, la espera para poder conocer a su hij@ y viajar a por él o ella rondaba los nueve meses. Luego la cosa se fue alargando.
"Para el año que viene" decían ellos cuando les preguntábamos, pero pasaban los meses y el momento de verse asignados parecía cada vez más lejano.
Poco a poco, los demás amigos fuimos teniendo nuestros propios hijos. Poco a poco, la pregunta de cuando viajarían ellos a China comenzó a resultar una pregunta incómoda, y las contadas veces que la hacíamos, la respuesta era: "Cuando Dios quiera".
El camino de la adopción es realmente duro. Hoy por hoy, después de tres años de espera, ni siquiera saben a ciencia cierta si podrán viajar a China este año o será -esta vez sí- el año que viene. Yo espero que sea lo antes posible, porque estoy convencida de que serán unos padres estupendos.
Pero la espera, que a veces puede llegar a ser angutiosa, no lo dudo, tiene un sentido muy poderoso. Su hij@ será el que el destino les tenga asignado: él o ella, y no otro. Por eso merece la pena esperar lo que haga falta.
Los padres adoptantes en China suelen utilizar una metáfora preciosa para ilustrarlo, que es la leyenda del Hilo Rojo:
Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper.
Hoy quiero enviar un abrazo de ánimo a todos los padres -porque ya lo son, de eso no cabe la menor duda- que tiran de ese hilo a pesar de todos los obstáculos. Y un beso a China para todos los niños que esperan al otro lado del hilo.
Hace tres años, concretamente el 14 de junio de 2006, llegó a las oficinas del Centro Chino de Adopciones una solicitud a nombre de unos buenos amigos nuestros.
Para entonces quedaban atrás meses de trámites, de entrevistas, de cursos, de charlas... toda una batería de pruebas que tenían como fin determinar si eran o no idóneos para adoptar. Y por supuesto que lo eran, quienes los conocemos no teníamos la más mínima duda.
En estos tres años, ha cambiado mucho el tema de la adopción en China. Recuerdo que cuando empezaron, la espera para poder conocer a su hij@ y viajar a por él o ella rondaba los nueve meses. Luego la cosa se fue alargando.
"Para el año que viene" decían ellos cuando les preguntábamos, pero pasaban los meses y el momento de verse asignados parecía cada vez más lejano.
Poco a poco, los demás amigos fuimos teniendo nuestros propios hijos. Poco a poco, la pregunta de cuando viajarían ellos a China comenzó a resultar una pregunta incómoda, y las contadas veces que la hacíamos, la respuesta era: "Cuando Dios quiera".
El camino de la adopción es realmente duro. Hoy por hoy, después de tres años de espera, ni siquiera saben a ciencia cierta si podrán viajar a China este año o será -esta vez sí- el año que viene. Yo espero que sea lo antes posible, porque estoy convencida de que serán unos padres estupendos.
Pero la espera, que a veces puede llegar a ser angutiosa, no lo dudo, tiene un sentido muy poderoso. Su hij@ será el que el destino les tenga asignado: él o ella, y no otro. Por eso merece la pena esperar lo que haga falta.
Los padres adoptantes en China suelen utilizar una metáfora preciosa para ilustrarlo, que es la leyenda del Hilo Rojo:
Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper.
Hoy quiero enviar un abrazo de ánimo a todos los padres -porque ya lo son, de eso no cabe la menor duda- que tiran de ese hilo a pesar de todos los obstáculos. Y un beso a China para todos los niños que esperan al otro lado del hilo.
Es admirable su paciencia y su amor. Veo a muchas parejas con niñas chinas paseando por el parque. Si ellos lo han conseguido, hay esperanza para los demás.
ResponderEliminarHilos rojos fuertes que nada puede romper.
Un beso.
Qué bonito lo del hilo rojo que une a los desconocidos predestinados a ser lo más importante el uno para el otro. Bueno, en realidad todo lo que has esdcrito es muy bonito.
ResponderEliminarMe alegro de que tantas ilusiones, tanto amor y tantas esperanzas se vean recopensadas finalmente.
Como dice Toñi es admirable la valentía de encarar todo el largo y dificil proceso de tener un hijo.
Besos.
Hola Toñi y Teresa,
ResponderEliminarLa primera vez que leí sobre la leyenda del hilo rojo me pareció preciosa. Está muy relacionada con la creencia en el destino, y es un mensaje de esperanza muy fuerte en un momento en que los sentimientos están muy a flor de piel.
En los últimos meses he estado buscando información sobre este tema en internet, y he encontrado foros y blogs maravillosos, donde los padres se desahogan, se consuelan mutuamente, se sinceran, y así te das cuenta de lo difícil que es para ellos todo este tiempo de espera, y sobre todo la incertidumbre que conlleva.
Pero la recompensa hace que todo se minimice, y al final del camino sentirán que todo ha merecido la pena.
Luego comienza otro camino diferente, pero esa ya es otra historia.
Si, la espera es horrible. Es como un embarazo de tres anyos y no ves el fin... Luego una se queda con la boca abierta al ver lo rápido que va todo para los famosos, verdad? Me da mucha pena que no se facilite un poquito más el tema de la adopción. Que una vez que se comprueba que los futuros padres están capacitados no se faciliten más las cosas. Y más cuando piensas lo abarrotados que están los orfanatos con ninyos en unas condiciones muchas veces inhumanas... Les deseo mucha suerte de todo corazón!
ResponderEliminarCris lleva toda la razón, yo tampoco entiendo tanta espera.
ResponderEliminarLa leyenda del hilo rojo me parece preciosa y no sólo es aplicable al tema de la adopción del que hablas, doy fe que ese hilo rojo existe y que une los destinos de muchas persona sin que ellos lo sepan. Y hablo de mí. Algún día te contaré qué ocurrió cuando encontré el hilo rojo y estiré de él, aunque creo que algo ya sabes.
Un beso.