Un pequeño homenaje a unas enormes personas

Hoy tengo ganas de contar esta historia, de hablar sobre gente que hace milagros a diario, que multiplica los panes y los peces. Bueno, más bien que los crean prácticamente de la nada.
Hoy quiero acordarme de una institución sobradamente conocida en Albacete, la Residencia del Sagrado Corazón de Jesús, aunque aquí la llamamos con cariño "El Cotolengo". De esas mujeres maravillosas, incansables, emprendedoras, entregadas, que llevan décadas haciendo lo imposible, convirtiendo su vida en un milagro constante, mientras se ocupan de los más débiles, de los que no tienen nada ni a nadie.
La noticia de ayer era sobre el comedor social, al que por obra y gracia de la crisis, se ven obligadas a acudir cada día más de doscientas personas que no tienen medios para alimentarse. Ayer, la noticia era el encaje de bolillos de esta institución y de los voluntarios que colaboran a diario con ella, para paliar en lo posible el desamparo y la desesperación de los que más sufren, de las auténticas víctimas de este sistema económico feroz.
Pero ellas siempre estuvieron allí, con los que no tenían nada, con los que lo necesitaban todo, tanto un lugar donde dormir o un plato de comida caliente, como un poco de afecto o de calor humano.
Recuerdo perfectamente la primera vez que visité la institución. Tendría unos quince años, y por aquella época cantaba en el coro de la Parroquia de San Juan Bautista. Recuerdo que era Navidad, y que íbamos cargados con nuestras guitarras, con nuestra juventud y nuestra alegría para compartir una tarde de domingo con los internos de la residencia.
Jamás olvidaré aquellas caras de agradecimiento, la calidez del recibimiento, la felicidad contagiosa que destilaban aquellos rostros olvidados por la buena suerte.
O tal vez su suerte fue encontrarse en su vida con aquellas monjas... ¿quién sabe donde está la suerte o en qué consiste?
Ayer leía la noticia sobre el comedor social del Cotolengo, y me venían a la cabeza un buen puñado de imágenes contradictorias.
Por un lado es triste pensar en todas esas personas que no pueden siquiera conseguir lo más básico.
Por otro lado, resulta esperanzador saber que hay gente así, dispuesta a darlo todo por aportar un granito de justicia y equidad a este mundo tan hostil.
Siempre las admiré, me parece que hacen una labor verdaderamente extraordinaria. A ellas y a todos los voluntarios que colaboran para que el sueño se sostenga y no se derrumbe a pesar de las dificultades.
Alimentar cada día a doscientas personas prácticamente de la nada es algo que solamente se consigue a base de confianza y empeño. A base de entrega y de mucho amor por los demás.
Y estoy segura de que uno tiene que sentir un tremendo orgullo al colaborar con un proyecto semejante.
Ojalá todos tuviesemos esa capacidad para entregarnos y ese espíritu de lucha.
Gracias por vuestra labor. Gracias por vuestra generosidad. Gracias por recordarnos la parte más noble del ser humano.
Gracias por obligarnos a reflexionar y hacer que seamos mejores personas.

Esta es su página web
http://www.ibsagradocorazon.org/index.php?option=com_content&view=article&id=8:albacete&catid=20:nuestras-casas&Itemid=9

Comentarios

  1. Estas tendrian que ser las noticias de portada y no otras...
    Un supersaludo

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