Autoanálisis
Siempre he sido una persona tranquila. No suelo dejarme llevar por impulsos, y cuando tengo que mediar en un conflicto me gusta escuchar las versiones de las dos partes.
Sin embargo, conforme pasan los años, vengo notando que pierdo la paciencia con muchísima más facilidad que antes. No sé si echarle la culpa a las presiones del trabajo, si será cosa de la edad, o de las circunstancias, o hay algo más profundo dentro.
Es posible que haya cambiado y ni siquiera haya sido consciente de ello.
Creo que de un tiempo a esta parte estoy algo más susceptible, a veces noto que me radicalizo en mis posturas, y a pesar de percibirlo no doy mi brazo a torcer tan fácilmente.
Hace años, solía ser buena escuchando, y sonreía mucho más a menudo. Ahora me dedico mucho más tiempo a mí misma que a los que están alrededor. Es como si me hubiesen absorbido la empatía, o la energía vital.
Y lo peor de todo, es que últimamente tengo la sensación de que parezco constantemente enfadada.
¿Será posible?
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLo que te ocurre, igual que a mí, es que con la edad te das cuenta de las cosas que merecen la pena y las que no. Vamos más al grano, tonterías las justas. El juego diplomático en el que hay que sonreir al gilipollas, ceder generosamente la palabra aunque te importe una mier... lo que vaya a decir, escuchar cosas estúpidas y sin sentido, anteponer siempre los intereses de los demás al tuyo propio..., este juego con los años te das cuenta de que no sirve para nada, pues llega un momento en el que nadie respeta ya tu espacio vital, ese en donde guardas tus pequeñas o grandes cosas, pero tan importante para nosotras. Estamos de vuelta de todo, Paula, sabemos lo que vale y lo que no. Ya nadie nos torea, y al que no le guste: puerta y a otra cosa mariposa.
ResponderEliminarEa, ea y ea. Oye, pero con buen rollo.
Oye, que el primer comentario lo he suprimido yo porque me he equivocado y me había quedado como el culo, jajaja.
ResponderEliminarBesossss
Esta Edurne nuestra si que tiene las cosas claras. Lleva razón en que el tiempo te da una serenidad y te empuja a mirar más a tu interior, pero no estoy de acuerdo en dos cosas: en que tú Paula parezcas siempre enfadada, porque no es así, es más la sonrisa se te escapa sola y otra lo de la "edad" dichosa, os olvidais de que nosotras siempre tendremos "taitantos", nos plantamos ahí y nos quedamos más chulas que un ocho. Besos. Pepi.
ResponderEliminarPues mira, teniendo en cuenta que yo estoy pasando por una crisis de las gordas sin motivo alguno, te diria que si, que son cosas de la edad simplemente...
ResponderEliminarUn supersaludo
Edurne, me encanta lo claras que dices las cosas. Y es que tienes razón. Recuerdo una época en la que todo el mundo me contaba sus historias, pero nadie se molestaba en escuchar las mías. A lo mejor por eso ahora pienso más en mí, y me quedo con lo que me aporta algo.
ResponderEliminarPepi, me parece estupendo lo de los "taitantos". Con lo estupendas que estamos, oye.
Superwoman, sin saber exactamente de qué va la cosa, ¿es posible que sea una crisis de objetivos? A veces cuando se persigue algo con mucha energía, después de conseguirlo queda como un vacío que cuesta volver a llenar. A veces la estabilidad nos da como vértigo, porque parece que no hace falta algo por lo que luchar y/o preocuparnos.
En cualquier caso, sea lo que sea, espero que pase pronto.
Un abrazo enorme para las tres. Vuestros comentarios me dan mucha energía.
quería decir parece que NOS falta algo por lo que luchar. Que una letra cambia todo el sentido de la frase.
ResponderEliminarHay que cuidar de uno mismo.
ResponderEliminarCuando estamos bien nos relacionamos mejor con los demas.
A mi la edad me ha hecho mas paciente. Y un poco mas sabio, no escucho a quien no me escucha.
Y no intento que los demas piensen como yo, pero tengo claro y defiendo mi pensamiento.
Ye quien soy, y me gusta.
Jorge, espero alcanzar alguna vez esa paz interior y esa sabiduría. Creo que todavía tengo que seguir cuidandome un poco más.
ResponderEliminarUn saludo
El entrenamiento para conseguirlo es mimarte.
ResponderEliminarNo cansa nada hacerlo.
...o que te mimen.
Deberes para esta semana; buscate un "mimador"
Sabias palabras Paula, hay que escuchar para opinar. No es lógico juzgar sin haber escuchado a las partes. Y desde luego dentro también existe una voz, que quizás es la más inteligente, y a la que tal vez no le prestamos la suficiente atención por culpa de esas otras voces que juzgan quedándose tan sólo en la superficie, en el envoltorio de la gente, sin caer en la cuenta de que los imperfectos seres humanos, nos pasamos la vida tratando de protegernos para evitar el consabido miedo al dolor... y no me refiero al dolor físico, no, más bien al de alma... Existen garras expertas en decapitar ilusiones. Ante ellas no cabe otra cosa que la más grande de las indiferencias.
ResponderEliminarBesos
Cristina
Cristina, siempre he tenido la sensación de que, en el fondo, todos somos mucho más vulnerables de lo que intentamos aparentar.
ResponderEliminarPero el miedo al dolor no debería impedirnos disfrutar de lo bueno que nos ofrece la vida.
Es difícil encontrar el equilibrio a veces.