Pequeños Momentos

Hay cosas que llegan en el momento preciso, y últimamente necesitaba algo así.
Hoy he comenzado un curso de haiku que me ha dejado un muy buen sabor.
Y digo que llega en el momento preciso porque, después de un inicio de semana un poco torcido, he salido con una paz interior que hacía tiempo que no conseguía.
Y es que, cada vez estoy más convencida de que la felicidad consiste en saber coleccionar esos pequeños buenos momentos que nos encontramos por aquí y por allá.
Un café con compañía agradable, un buen libro, un guiño o un beso en el instante justo, un saludo de los de verdad, una taza de chocolate caliente en una tarde de tormenta interior...
Y los malos rollos, que se vayan al pijo.
Bastantes sinsabores nos encontramos a lo largo de la vida, como para darle importancia a quien no la merece.

Comentarios

  1. Mándame un poco de filosofía, porque yo estoy atacada... mi paz interior se tiene que haber ido de vacaciones al Caribe. Y tener un constipado de muerte y no poder hacer respiraciones, no ayuda mucho...
    Un supersaludo

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  2. Ay Super, si yo estas cosas las escribo a ver si me las creo...

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  3. Pues creetelas campeona, porque tienes más razón que un santo. Fuera malos rollos y a querernos mucho todas. Feliz fin de semana. Pepi.

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  4. Fantástico, Paula. Me alegro de que el haiku haya creado en tí ese sentimiento de paz que a mí tanto me aporta... conforme entres en él, te darás cuenta del tesoro que encierra.

    Un beso y me encanta haber leído este post.

    Toñi

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  5. Hola Toñi. Hoy estoy malita, con el dichoso virus gastrointestinal de las narices, y no he podido ir a la clase. Pero el último martes se lo comentaba a Elías y su mujer, que estas cosas a mí me suponen un sorbo de oxígeno, vamos que me dan mucha vida.
    Creo que tú sabes a lo que me refiero.
    Y me he dado cuenta de que detrás del haiku hay mucho más de lo que puede parecer a simple vista.
    Un beso.

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